Conectarnos con nosotros, con nuestro centro, no es un ejercicio al servicio de nuestro individualismo, sino todo lo contrario. Es la posibilidad de conectarnos con el TODO, con la semilla que hay en nosotros de perfecta armonía, de sanación, de sentirnos UNO con todos los seres.
Es desde ahí que yo entiendo la sanación con terapias cuánticas y holísticas.
Hace un tiempo me formé en LNT®. Durante la formación viví con escepticismo feroz lo que veía a mi alrededor, al ver las reacciones sobreactuadas de mis compañeros de curso. Lo cierto es que al terminar, abstrayéndome de esa parte, me propuse aplicar cada enseñanza recibida y pude comprobar que cuando conectamos con LA FUENTE con humildad, se produce la sanación.
Al principio sólo probé con familiares y amigos, pero los resultados fueron extraordinarios: migrañas, herpes, dolores lumbares, de cervicales, de rodilla, fascitis plantar, problemas de colon, ... yo misma me sorprendí. Aún me sorprendo. Sobre todo me pregunto: ¿cómo es posible que hayamos olvidado esta capacidad universal de sanarnos?.
No siento que yo sea una experta, siento que todos podemos serlo...incluso aunque no creamos en nada. La Fuente no discrimina en ese sentido. Sólo hemos perdido la capacidad de conectarnos con la energía que nos rodea, o quizás estamos aprendiendo a conectarnos sólo con energías que nos hacen vibrar bajo: miedos, acontecimientos terribles, ...y olvidamos que hay toda una posibilidad en el campo cuántico, de energías armoniosas a las que conectarnos para sanar y sanarnos, para ver esa otra parte del mundo, o si queremos, para atraer a este mundo esas vibraciones de alto nivel que transforman la existencia, y que nos conectan también con nuestro sentido aquí, en nuestra vida cotidiana.
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